7 de julio de 2015

7 de Julio. Día Mundial de la Conservación del Suelo

Cuando las primeras grandes civilizaciones comenzaron a cultivar el suelo, 5000 años antes de Cristo, se produjo un fuerte proceso erosivo. Babilonios, fenicios y otros pueblos no advirtieron los efectos erosivos de la lluvia sobre sus suelos ondulados y desnudos como consecuencia del desmonte de los bosques y la desaparición de las praderas naturales. Así se originaron las primeras grandes áreas erosionadas.

Con la llegada de los primeros colonos, se inició la agricultura extensiva en América, por lo que el problema de la erosión de suelo no es tan viejo; no obstante, su efecto también se hizo sentir y los colonos, cuando los suelos dejaban de producir cambiaban de lugar, pero esto ya no fue posible cuando el número de colonos fue aumentando y se acrecentó con la competencia por las tierras.

En muchos países los productores advirtieron el problema y comenzaron a aplicar prácticas que les permitieron cultivar el suelo sin erosionarlo. En EEUU, alrededor del año 1900, Hugh Hammond Bennet, científico pionero en la lucha contra la erosión, comienza a publicar sus trabajos. En memoria de su desaparición física se instituyó el día 7 de Julio como el Día Mundial de la Conservación del Suelo.

Palabras del  Dr. H. H. Bennett: “La tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que nosotros hacemos y aún casi todo lo que nos convierte en una gran nación, comienza y se mantiene con la sostenida productividad de nuestras tierras agrícolas. Usted y yo como individuos o agrupados como parte de la raza humana, somos inseparables, excepto por la muerte. El mismo desafío nos confronta a cada uno de nosotros. Su deber y el mío es claro como el cristal y es intransferible. Podemos ayudar o podemos oponernos. La elección está en nuestras manos.” 

En la actualidad, el concepto de conservación está basado en un profundo conocimiento del proceso erosivo, ya sea de la erosión hídrica (producida por el agua) o de la eólica (producida por el viento). En la primera, la gota de lluvia al caer sobre el suelo provoca la separación del mismo en pequeñas partículas, las que son transportadas por el escurrimiento del agua acelerando la desagregación.

En el caso de la erosión eólica, el proceso se basa en principios similares; el viento actúa como agente externo produciendo el movimiento de las partículas del suelo en tres formas diferentes: saltación, suspensión y arrastre superficial.

A través de los permanentes avances tecnológicos y culturales, se persigue sobre todo en los últimos años un mejor tratamiento de este vital recurso que muestra ostensibles señales de degradación en muchas zonas de nuestro país. Estos conocimientos han servido de base para la elaboración de técnicas y prácticas conservacionistas.

La desertificación es el resultado de fenómenos naturales que pueden agruparse en tres grandes categorías: la deforestación, el uso desequilibrado del suelo y el mal uso de la mecanización. A medida que aumenta la degradación de las tierras, también se degrada la calidad de vida de quienes la habitan.
Para las naciones cuya economía depende de la riqueza del suelo, su cuidado es fundamental. Nuestro país aún no ha tomado conciencia de ello y sus prácticas agropecuarias no realizan tareas conservacionistas para preservar la productividad de todas las áreas agrícolas ganaderas afectadas, sino que una vez agotados los nutrientes de los terrenos, los abandonan a su suerte y buscan otras tierras sanas dónde empezar nuevamente su actividad destructiva de tierras.

En nuestro país, el 75 por ciento del territorio está sujeto a procesos erosivos causados por las actividades agrícolas, ganaderas y forestales. 

¿Por qué es importante el suelo?
  • El ecosistema en el cual vivimos no podría existir sin él.
  • Actúa como un filtro para proteger el agua, el aire y otros recursos.
  • Las bacterias que en él se encuentran oxidan el metano y el óxido nitroso, haciéndolos menos peligrosos
  • En su crecimiento, las plantas requieren 16 nutrientes esenciales. Excepto tres, los restantes se consiguen en el suelo.
  • Recicla los residuos orgánicos (hojas, rastrojo, raíces, desechos animales, etc.) en nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas.
  • Las plantas necesitan una gran cantidad de agua para su crecimiento, y el suelo es la mejor unidad de almacenaje.
  • Construye un excelente sistema de distribución del agua
  • El agua subterránea se mueve libremente a través del suelo recargando otras áreas.
  • El 85% del dióxido de carbono atmosférico proviene de las reacciones encontradas en el suelo.
  • Las plantas, animales y microorganismos del suelo son óptimos recicladores del carbono, propiciando una saludable atmósfera para todos nosotros.

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